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LA COMPETENCIA PLURILINGÜE Y PLURICULTURAL

¡Buenas tardes!


Hoy me gustaría dedicar esta entrada a reflexionar sobre un capítulo del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, enseñanza, evaluación que tuvimos que leer para la asignatura de Conceptos Fundamentales en la Didáctica de L2.


«La diversificación lingüística y el currículo» es el título del capítulo ocho que forma parte del libro Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza, Evaluación. En concreto, se trata de una traducción del documento Common European Framework for Languages: Learning, Teaching, Assessment (2001) redactado por el Consejo de Europa.


Respecto a su contenido, se introduce el término competencia plurilingüe y pluricultural al lector, es decir, la capacidad de un individuo para emplear tanto el conocimiento lingüístico como cultural de las lenguas que domina a la hora de comunicarse. Así pues, este concepto engloba el plurilingüismo y una misma competencia que abarque todos los idiomas que conoce un hablante junto con sus respectivas dimensiones pluriculturales. Para terminar, se incide en complementar los objetivos que se trabajan en cada etapa educativa, ya que la educación primaria así como la secundaria se centran en la construcción o desarrollo de las competencias generales o comunicativas en una lengua del alumnado, mientras que los cursos de adultos van enfocados a contextos específicos como las actividades de lengua o a funciones para fines específicos.

Como se ha reiterado en múltiples ocasiones en esta asignatura, este documento es clave para la didáctica de lenguas extranjeras y, en nuestro caso, en ELE. Citando a Navarro (2008), el MCER iguala los referenciales de enseñanza, reflexiona sobre las necesidades lingüístico-comunicativas del alumnado y, por consiguiente, guía la práctica docente así como la elaboración de nuevos materiales.

En cuanto al valor de la muestra, está relacionada con un concepto del que nos hemos ocupado de forma superficial: el currículo y la necesidad de elaborarlo cuando seamos futuros profesores de ELE. Tal y como señala Llorián (2007: 17-18), el MCER es un instrumento para tomar decisiones metodológicas. Por ejemplo, durante la selección de los contenidos según las necesidades de los alumnos, la estructuración secuencial de los conocimientos establecidos y la indicación del procedimiento teniendo en cuenta los fenómenos psicocognitivos en el aprendizaje de lenguas (Stenhouse, 1987: 30). No obstante, queremos vincularlo con el objeto de estudio que presenta este capítulo, es decir, en cómo podemos incorporar así como evaluar la competencia plurilingüe y pluricultural. Respecto al primer punto, pensamos que diseñar un currículo que abarque todos los idiomas conlleva un gran esfuerzo y cooperación por parte del profesorado implicado. Aunque se demuestra que crear currículos basados en esta competencia es beneficioso y a la vez factible, también debe considerarse un factor condicionante para garantizar el éxito de este objetivo: la institución así como la tradición educativa de cada país. Es decir, las medidas que puedan ser fructíferas en un contexto específico pueden ser ineficaces en otro por los estudiantes, la concepción lingüística predominante, etc. En cuanto al segundo, creemos que es difícil concebir un método para evaluar el nivel que posee un alumno sobre un elemento abstracto e intangible. Por ejemplo, utilizar textos auténticos sobre esta temática puede servir a los alumnos para trabajar un conjunto de destrezas lingüísticas a la vez que adquieren información metalingüística y sociocultural. Sin embargo, determinar y puntuar el conocimiento que tienen de forma cuantitativa es un aspecto sensible y difícil de medir.


En conclusión, este capítulo del Consejo de Europa trata un tema delicado y de suma importancia a la vez. Podemos afirmar que el MCER responde tanto a las necesidades lingüísticas como al marco en el que se encuentran hoy en día las lenguas. A raíz de la globalización, se ha facilitado la circulación de personas y, por ende, la mezcla de culturas e idiomas. Así pues, esta realidad innegable en la sociedad actual europea se refleja en el nuevo MCER, ya que otorga mayor presencia a la competencia plurilingüe y pluricultural e incluso resalta el papel de la mediación. No obstante, la implementación de estos conocimientos en los manuales didácticos llevará un tiempo, dado que esta obra de referencia ha sido publicado este mismo año. Del mismo modo que la pronunciación, esta faceta pragmática depende y recae en en los propios docentes durante el diseño del currículo multilingüe, su traslado al aula junto con su evaluación. Aunque los materiales escogidos comprendan una sección o textos donde se favorezca el desarrollo de esta competencia, es tarea del profesor decidir la importancia que le otorga y el método con el que quiere abordarla. Por ejemplo, en la búsqueda de otros recursos externos a los manuales, en su desarrollo de manera lúdica, en la propuesta de actividades fuera de la institución educativa, etc. Por ello, también sería conveniente ver cómo se puede integrar esta competencia en el currículo a fin de ser evaluada como las otras destrezas lingüísticas.

¿QUIÉN SOY?

Mi nombre es Laura, reciente graduada en Lenguas Aplicadas por la Universidad Pompeu Fabra y actual estudiante del máster de Formación de Profesorado de Español como Lengua Extranjera en la Universidad de Barcelona. 

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