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El siguiente apartado recoge la autoevaluación en base al conjunto de muestras publicadas en las entradas de este blog sobre los conocimientos adquiridos en el máster de Formación de Profesorado de Español como Lengua Extranjera (FPELE).

 

En relación a mi proceso formativo, puedo decir que se me ha brindado la oportunidad de descubrir e indagar aspectos que conforman esta profesión. Como bien he reiterado en múltiples ocasiones, la formación que me ha proporcionado Lenguas Aplicadas se basaba en la lingüística y, en menor medida, en la docencia. Así pues, gracias al máster, he tenido la oportunidad de conocer algunos de los elementos necesarios que se requieren para ser profesor.

 

Concretamente, los aprendizajes más significativos giran en torno a la práctica docente y, por tanto, a Metodología de ELE: Destrezas, Actividades y Técnicas. Con ello, no pretendo menospreciar al resto de asignaturas, pero o bien ya las había cursado en el grado o, bajo mi punto de vista, se asentaban en una base teórica. En cambio, Metodología ha respondido a algunas dudas que tenía −como las que aparecen en el punto de partida− y ha hecho de puente entre la teoría y la práctica (su aplicación en el aula). Por ejemplo, hemos visto diferentes tipos de propuestas didácticas −ejercicios, actividades y tareas−, la necesidad de que los objetivos sean comunicativos y reales, la estructura de una clase, etc.

 

Además, pese a que sigo careciendo de experiencia profesional en el mundo ELE, sí que es cierto que las observaciones me han permitido adentrarme en esta realidad y conseguir experiencia como futura maestra, la cual se reforzará tanto con el microteaching como con las prácticas docentes de este semestre.

 

A raíz de toda esta nueva información, me he formulado nuevas preguntas relacionadas con la parte implícita, pero clave de este trabajo: ¿Cómo se debe planificar una clase?, ¿qué método es más eficaz para evaluar?, etc. Por tanto, en este preciso instante, concibo la enseñanza-aprendizaje de ELE como un largo camino que debo recorrer para lograr el objetivo que me había planteado hace tres meses: saber enseñar. De este modo, a grandes rasgos, mi visión tanto de la enseñanza como de la práctica educativa no han cambiado, pero sí en darme cuenta en todo aquello que implica ser docente. Es decir, desde el punto de vista de un alumno, a veces no nos damos cuenta de todo el trabajo que hay detrás de cada propuesta didáctica que ofrece el profesor como el tiempo de dedicación, la evaluación o la planificación.

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