ARRANCANDO MOTORES
¡Buenas noches!
La entrada de hoy me gustaría dedicarla a hacer una reflexión sobre un fragmento extraído de The Lexical Approach: The State of ELT and a Way Forward (Lewis, 1993) que dice así:
If students have been exposed largely to written language and formal grammar they may experience considerable difficulty in understanding native speakers.
No sabéis lo identificada que me siento con esta frase. Os pongo en contexto: Erasmus en Leeds (Inglaterra), cuatro meses sola y con un nivel aproximado de B2 en inglés. Primer día en la residencia: 2 australianas + 3 americanos + 1 holandesa + 1 francés + 1 español = 0 conversación.
Algunos llegaréis a pensar que estoy exagerando, pero realmente me sentí así. Sí que es cierto que pude mantener una interacción efímera –desde mi punto de vista– pero ahí es cuando me puse a reflexionar sobre mi proceso de aprendizaje de lenguas y la conclusión fue la siguiente: ¿para qué quiero saber las múltiples estructuras inglesas si lo que realmente quiero es poder comunicarme con la gente? Con ello, no quiero menospreciar la gramática, es más, se trata de un componente fundamental en la enseñanza de lenguas pero no responde a mis necesidades lingüísticas.
Por este motivo, como futura profesora, me gustaría que mis alumnos pudieran llegar (algún día) a ser capaces de mantener una conversación con un hablante nativo porque no hay mayor satisfacción de ver cómo las horas dedicadas y el esfuerzo dan sus frutos.
Espero que mi breve introspección os haya dado en qué pensar. ¡Hasta la próxima!
Laura