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¿DEVALUACIÓN o EVOLUCIÓN?

¡Buenas tardes!

En Evaluación en el aprendizaje de ELE, nos pidieron contrastar la interpretación del término evaluación antes de cursar la asignatura y después de las primeras clases que hemos realizado. Así pues, hoy me gustaría dedicar esta entrada a reflexionar en forma de respuesta a dos preguntas cómo concibía antes y concibo hoy en día la evaluación.


¿Qué visión tenías de la evaluación antes de comenzar la asignatura?


Antes cuando escuchaba evaluación, me venía una imagen mental de un examen al igual que la mayoría. También pensaba en una cifra o puntuación, en el estrés o incluso en palabras con connotación negativa como desmotivación, estrés e injusticia. No obstante, toda esta percepción se desmontó al cursar la asignatura de Currículum y Evaluación de Lenguas en Lenguas Aplicadas. A lo largo de las sesiones tanto del grado como del máster, las profesoras intentaron hacernos ver que una evaluación distinta es posible y, finalmente, lograron su objetivo.


¿Cómo contrasta con la realidad de la evaluación?


Por desgracia, en muchas ocasiones, la realidad de la evaluación corresponde a experiencias negativas como las que he mencionado anteriormente. Sin embargo, es necesario cambiar esta percepción "tradicional" (Kohonen, 2000) u "objetivista" (Monereo et al., 2009) de la evaluación a la auténtica y esto se consigue formando al profesor.


En primer lugar, destacar que evaluación no siempre equivale a examen. Actualmente, existen numerosas alternativas como las herramientas de autorregulación (el portafolio, la rúbrica, la carpeta de autoaprendizaje, etc.).


En segundo lugar, la evaluación no sirve únicamente para calificar al alumno de todo su proceso de aprendizaje, sino que también se utiliza en la toma de decisiones (Weiss, 1972). Dicho de otro modo, mediante los resultados podemos ver las fortalezas y debilidades de diferentes aspectos del sistema educativo (el currículo, el programa, la institución, el método, la práctica docente, etc.).


En tercer lugar, la evaluación permite saber dónde se encuentran los alumnos en su proceso de aprendizaje −evaluación diagnóstica−, a dónde necesitan llegar −evaluación del producto o sumativa− y cómo llegar de la mejor manera −evaluación del proceso o formativa− (Assessment Reform Group, 2002).


En cuarto lugar, una prueba de evaluación debe respetar una serie de conceptos tal y como indican Bachman y Palmer (1996): validez del constructo (correspondencia entre la prueba y los objetivos establecidos), fiabilidad (consistencia de los resultados), autenticidad (correspondencia entre los objetivos y el uso real de la lengua), interactividad (relación entre las propiedades de la prueba y las características individuales del usuario), practicidad (relación entre los recursos disponibles y los necesarios) e impacto (consecuencias de la implantación de la prueba).


En quinto lugar, algunos otros aspectos a considerar para lograr una evaluación auténtica son a) compartir los objetivos de aprendizaje, criterios e indicadores con los alumnos, b) otorgar al alumno un mayor control de su propio proceso de aprendizaje, c) considerar los filtros afectivos del estudiante, d) propulsar la auto/coevaluación y la reflexión para ver tanto las fortalezas como las debilidades en relación con los objetivos establecidos, etc.


Por último, me gustaría acabar con una breve reflexión que hice para un trabajo de esta asignatura que puede dar mucho en qué pensar:



«En conclusión, la instrucción formal debe transformar la manera de interpretar la evaluación, puesto que en la mayoría de casos el aprendizaje termina cuando acaba esta. Actualmente, existen numerosas herramientas que intentan propiciar este cambio a través de la elaboración e integración personal de los contenidos aprendidos, ya que, del mismo modo que la lengua evoluciona a la vez que lo hacen sus hablantes, la enseñanza debe progresar junto con sus aprendices.»

A continuación, encontraréis la bibliografía en la que me he basado para redactar todo el contenido:


- Bachman, L. y Palmer, A. (1996). Language Testing in Practice. Oxford: Oxford University Press.


- Kohonen, V. (2000). La evaluación auténtica en la educación afectiva de lenguas extranjeras. En Arnold, J., La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas. Cambridge: Cambridge University Press.

- Monereo, C., Castelló, M., y Gómez, I. (2009). Pisa como excusa. Repensar la evaluación para cambiar la enseñanza. Barcelona: Graó.

- Weiss, C. H. (1972). Evaluating action programs: Readings in social action and education. Boston: Allyn and Bacon.

¡Hasta la próxima!


¿QUIÉN SOY?

Mi nombre es Laura, reciente graduada en Lenguas Aplicadas por la Universidad Pompeu Fabra y actual estudiante del máster de Formación de Profesorado de Español como Lengua Extranjera en la Universidad de Barcelona. 

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